Commodities

Columnista de Financial Times: "Los inversionistas no necesitan preocuparse por los altos precios del petróleo"

Los mercados financieros fueron sacudidos por los habituales temores sobre el crecimiento y la inflación, pero la narrativa popular no es respaldada por los datos.

Por: Financial Times, traducido por Benjamín Pescio | Publicado: Viernes 15 de septiembre de 2023 a las 17:05 hrs.
  • T+
  • T-
Foto: Bloomberg
Foto: Bloomberg

Compartir

Stuart Kirk

Con los precios del petróleo alcanzando máximos de 2023 esta semana, probablemente los jeques saudíes estarán más propensos al gasto, incluso cuando los ingresos semestrales del reino árabe se redujeron en un cuarto frente a los del mismo período de 2022.

La extensión de los recortes de producción implementados por Arabia Saudita y Rusia son, supuestamente, los culpables del reciente aumento en los precios del crudo. Los dos países producen cerca de 40% del petróleo mundial, ocupando las rentas en multimillonarias compras de futbolistas y drones.

Los mercados financieros fueron sacudidos por las habituales preocupaciones sobre el crecimiento y la inflación, pero la narrativa popular no cuenta con el respaldo de los datos.

Sí estamos de acuerdo en que el alza del petróleo golpea el crecimiento económico, el costo de producir bienes y servicios aumenta y la riqueza se transfiere de muchos consumidores hacia unos pocos productores.

Hay bastante evidencia detrás de esto. La Agencia Internacional de Energía (AIE) tiene una regla que indica que un aumento de US$ 10 en el barril de crudo significa 0,5% menos de crecimiento en al año siguiente. Incluso un cambio de US$ 5 hace la diferencia, según cálculos del Fondo Monetario Internacional.

Las correlaciones

Pero calcular el efecto de los precios del petróleo en el valor de los activos es algo bastante más complicado. Tomemos, por ejemplo, los bonos. Podría decirse que es obvio que los mayores costos de la energía implican mayor inflación, y esto implica mayores tasas de interés, lo que es malo para la renta fija.

Y a veces lo es, según muestra un reciente estudio de la Universidad de Pretoria que examina 161 años de datos estadounidenses. El problema es que la relación causal corre en ambas direcciones y varía con el tiempo, para decirlo en lenguaje estadístico. En otras palabras, los bonos pueden subir cuando sube el crudo, o bien pueden caer.

Desde la Primera Guerra Mundial, la correlación ha sido principalmente negativa (sube el petróleo, cae el valor de los bonos), pero no siempre, ya que depende de cuál es el período observado. Tampoco hay razones de por qué la relación no debería tornarse nuevamente positiva.

¿Qué explica esta bidireccionalidad? Sabemos que los mayores precios del petróleo tienen un impacto económico negativo, lo que puede llevar a que los bonos despierten interés por su calidad de activo refugio.

Mientras tanto, la investigación en retornos accionarios es aún más confusa y nuevamente arroja resultados que pueden ser contraintuitivos. Por ejemplo, los mayores costos de la energía llevan a menores márgenes y flujos. Descontarlos implica menores valorizaciones.

Para algunos sectores, sí puede que haya una relación causal. Un estudio de 2015 realizado por Bing Xu sobre industrias británicas muestra que el petróleo tiene un fuerte poder predictivo positivo en lo que se refiere a las acciones de empresas energéticas, así como una fuerte relación inversa en los sectores donde el hidrocarburo es un insumo clave, como son los bienes de consumo.

Sin embargo, a un nivel agregado -el efecto del precio del petróleo en el mercado bursátil-, los académicos no tienen idea. O mejor dicho, tienen muchas ideas diferentes. Algunos papers no encuentran relación alguna, y otras encuentran una relación fuerte.

Si el commodity sube porque la economía global está boyante, los mayores costos de los insumos deberían compensar el crecimiento de los ingresos. De hecho, en períodos donde todas las materias primas ven niveles peak de demanda, incluso las acciones de Japón (un importador neto de energía) se complacen con los mayores precios de la energía.

Pero es diferente cuando sólo el petróleo experimenta un shock de demanda, por ejemplo, cuando los agentes realizan compras a plazo por preocupaciones sobre la producción futura. En estos casos, la relación se vuelve nuevamente negativa.

Aquí uno esperaría que un shock de oferta, o incluso una leve sorpresa como la que estamos viendo ahora, tuviese consecuencias igualmente negativas en el mercado bursátil. Si los productores simplemente reducen la producción, los precios subirán a pesar de no contar con el respaldo de una mayor demanda.

Nuevamente, estos datos no dicen mucho. Estudios de economistas como Lutz Kilian y Cheolbeom Park, entre otros, sugieren que el lado de la oferta es menos importante que el de la demanda en shocks o incluso en los hitos específicos de la industria sobre los precios del crudo.

¿Mercado a ciegas?

Así que la narrativa sobre el petróleo no sería tan sencilla como sugieren los titulares. De hecho, es aún más difícil para los inversionistas, porque no basta con identificar que estas dos variables tengan una relación causal, sino más bien predecir que una de ellas vaya a cambiar.

Y nadie se equivoca más que los analistas del mercado energético. Por lejos, las estimaciones más erradas que he escuchado durante mis años en la industria financiera han sido las predicciones sobre los precios del Brent y del WTI.

Tanto es así que en 2011, la Reserva Federal comisionó un estudio internacional que debió haber llevado el título: "¿Cómo diablos podríamos predecir el precio del petróleo de forma precisa?". Una respuesta es monitorear la inflación estadounidense, según las pruebas de causalidad. Y también las mediciones más estrechas de la oferta de dinero.

Pero las tasas de interés y los movimientos de las divisas no tienen poder predictivo, según quienes trabajan con los números en la Fed. Tampoco los cambios en el PIB predicen los movimientos de los precios reales del crudo. Más importante aún, dada la forma en que muchos bancos centrales se fían de estos, los precios futuros no son más clarividentes que los precios al contado. De hecho, a lo largo de uno a tres meses, son "inferiores a lanzar una moneda al aire".

Todo esto significa que los inversionistas no necesitan preocuparse por un petróleo alcanzando los US$ 100 el barril. Tampoco bajando a US$ 50, o siguiendo la última proyección de la AIE, que señala que la demanda por hidrocarburos alcanzará un peak antes del fin de la década. Todo el mundo nos dirá que nos preocupemos, eso sí.

El petróleo está en máximos de 2023, pero también mi portafolio.

Lo más leído